PROTAGONISTAS DEL NUEVO TESTAMENTO
Zacarias e Isabel
Jesús García-Consuegra González
Savia 18
Zacarías e Isabel fueron los padres del precursor de Cristo, Juan el Bautista. Eran descendientes de Aarón y por ello miembros de la familia sacerdotal. Pertenecían a una de las 24 clases sacerdotales que oficiaban en el templo de Jerusalem durante una semana cada 6 meses. Habitaban en los cerros que quedaban al sur de Jerusalem. La pareja había llegado a la ancianidad sin tener hijos, debido, según nos cuentan los evangelistas, a que Isabel era estéril. En estas circunstancias, hemos de suponer que no abrigaban ya ninguna esperanza de tenerlos. Pero, ante la sorpresa de todos y de ellos dos los primeros, ocurrió un hecho extraordinario:
Una tarde, mientras todo el pueblo estaba orando fuera, le tocó en suerte entrar en el Templo y ofrecer el incienso a Dios. Allí se le apareció el ángel Gabriel y le dijo que Isabel, su esposa, daría a luz un hijo que sería "grande ante el Señor". Zacarías dudó de la palabra del ángel, y éste le dejó mudo hasta que se cumplieron sus palabras y el niño fue circundidado.
Este niño se convertiría más tarde en el anunciador de la venida de Cristo, el profeta que precede la venida del Mesías y que el mismo Jesús, a pesar de llamarse Juan, le llamó Elías (Quizá la prueba de que en la Biblia también se habló de la reencarnación de las almas).
Fue Isabel quien pronunció la famosa frase (hoy tan conocida y repetida entre los fieles católicos): "Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre". Ocurrió durante la visita que María le hizo cuando se encontraba en el sexto mes de su embarazo. En efecto, según narran los evangelios, María, al ser visitada por el ángel Gabriel y anunciarle el nacimiento, a través de ella, del Salvador, se puso en camino hacia la casa de sus parientes Zacarías e Isabel y, al entrar en la casa, y saludar a Isabel "el infante saltó en su seno e Isabel quedó llena del Espíritu Santo. Fue aquí cuando pronunció a grandes voces la frase que hemos comentado.
Parece ser que la pareja era de vida piadosa. No hay que descartar que hubiesen sido educados en el modo de vida esenia, pues las prédicas de su hijo se asemejan mucho a la doctrina de los esenios. Aunque también se pueden apreciar algunas diferencias. En Lucas 1:80 se puede leer lo siguiente: " El niño crecía y se fortalecía en espíritu y habitó en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel".
Se sabe que los esenios habitaron en el desierto. Por tanto, es muy posible que los padres se hubiesen educado con dicho grupo religioso o también podría ser que hubiesen mandado al chico para que fuese educado por ellos.
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