EXPERIENCIAS
Editorial
Cada vez estoy más convencido de que el hombre necesita pasar por todas las experiencias humanas, ya que el no comprender la experiencia del prójimo hace que la interpretemos desde nuestra propia experiencia y, como es natural, de forma impropia y sin conocimiento de causa. La experiencia de los demás, cuando es una experiencia que nosotros hemos vivido, hace que expresemos la clásica frase: “Te entiendo perfectamente”. En cambio, cuando no ha sido vivida por nosotros, tendemos a juzgar y a interpretar erróneamente lo que hace o cómo se comporta el otro. Actuar así ha de empujarnos, sin lugar a dudas, a vivir lo que el otro está viviendo y a comportarnos de forma semejante y, entonces, tendremos suficientes elementos de juicio para hablar de la experiencia del prójimo entendiéndole desde dentro.
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