EL MIEDO A LAS PROFECIAS DEL APOCALIPSIS
Editorial
Entramos en el nuevo milenio con el miedo a la hecatombe de los catastrofistas. Pero no importa cuántas veces hayan profetizado el fin del mundo ni cuántas catástrofes hayan vaticinado estos agoreros del Apocalipsis. No importa cuántas veces nos hayan dicho que no llegaríamos vivos al año 2.000. Ni siquiera importa que todo esto hubiera sido o hubiese de ser cierto. Lo que importa es que mientras sigamos viviendo, lo que dependa de nosotros (que es mucho) lo hagamos lo mejor que podamos. Lo que importa es que mientras estemos aquí, busquemos la manera de hacernos bien y de entendernos unos a otros practicando la comprensión y la tolerancia. Lo que importa es que sigamos trabajando, día a día, para mejorar sin que profecía alguna nos sirva como pretexto o nos distraiga de nuestra tarea de seguir luchando para conseguir un mundo mejor. Nosotros los humanos tenemos libre albedrío para hacer un cielo o un infierno de esta Tierra, y yo prefiero trabajar para lo primero, ya que estoy convencido de que si todos trabajamos en esa dirección, las catástrofes y las profecías morirán de inanición y dejarán de ocurrir, como la profecía de Jonás. Pero si todo esto, como hemos dicho, terminara por suceder, me encantaría acabar mis días habiendo hecho todo lo posible por construir el Cielo en la Tierra.
Felices Pascuas y Próspero milenio
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