Entrevista a Fco Manuel Nácher en el otoño de 1999
Autor del libro ¿Qué pasa cuando nos morimos? ¿Y después?
Max Heindel en España, abogado, perito mercantil y director de empresas turísticas. Habla inglés, francés y alemán. Conocido conferenciante sobre temas esotéricos. Autor de "El viaje interior" y "Momentos con mi abuelo", sale de nuevo a la palestra con esta sugestiva obra.
P. ¿Hay algún móvil especial en la confección de este libro?
R. Claro. Intento llenar ese enorme vacío que existe sobre el tema de la muerte. Siempre se teme lo que no se cono- ce y la muerte no es una excepción.
P. ¿Crees, pues, interesante el tema?
R. ¿Interesante? ¡Es fundamental! Todos nos hemos de morir y todos lo sabemos. Sin embargo, no se nos ha aclarado prácticamente nada sobre ello. La mayor parte de la gente, o siente un miedo irracional ante la muerte o espera, tras ella, convertirse en un sabio y en un santo. Pero nadie se plantea dónde, ni cómo ni por qué razón, ha de suceder algo tan ilógico.
P. ¿Es que no sucede así?
R. En primer lugar, te diré que la muerte no existe. Es sólo un cambio del foco de la conciencia que, del mundo físico, pasa al Mundo del Deseo. Por tanto, no hay motivo para el miedo, porque la vida sigue, ya que somos espíritus inmortales. Por otra parte, en todo el universo no ocurre nada ilógico. Todo obedece a una causa y todo produce un efecto. Y en todos los mundos hay que esforzarse para mejorar. Y, para el hombre, ese precio es el servicio desinteresado al prójimo. Es el único camino. Y, si no se ve así o no se sabe, se incurre en errores que luego, en otras vidas, suponen enfermedades, minusvalías, desgracias, pobreza, adicciones, vicios, tendencias negativas, egoísmo, enemistades, etc. Y, claro, entonces llega lo de "¿qué he hecho yo para merecer esto?" o "¡todo me sale mal!" o, lo más socorrido: "la culpa la tiene Dios".
P. O sea, que de lo de convertirse en sabio y santo, ¿nada?
R. Nada, como es lógico. Cada cual recoge lo que siembra. Y eso es lo que el libro pretende. Ten por seguro que, quien lo lea,
cuando le llegue el momento, sabrá qué le está ocurriendo y qué debe hacer y qué puede esperar y, sobre todo, no perderá la esperanza y la seguridad de que es un hijo de Dios, una parte de Dios y, por tanto, en ningún momento será abandonado. Pero, hasta para sentirse ayudado hay que saberlo. En realidad, el único pecado del hombre es la ignorancia. Y a mitigarla va destinado el libro.
P. ¿Crees, pues, que va a tener buena aceptación?
R. Por supuesto. Porque, el que no crea nada, lo leerá "por si acaso" y le hará bien, disipando esa ignorancia que tanto daño hace a casi todos los que pasan al otro lado. Y al que cree, le aclarará cuanto quiera saber. No hay nadie que, antes de irse a vivir a un país desconocido durante mucho tiempo, no se informe sobre cómo se vive allí.
P. ¿Qué me dices de tus anteriores obras?
R. "El viaje interior" fue una especie de "reportaje" poético en el que se recogían "instantáneas" de la vida del alma, a lo largo de ese viaje que todos estamos haciendo hacia Dios. La siguiente, "Momentos con mi abuelo", fue un revivir escenas llenas de luz y de sabiduría y de plenitud, que valía la pena compartir con las almas sensibles.
P. ¿Tienes alguna otra obra entre manos?
R. Tengo muchas. La primera, ya concluida, es una novela esotérica, con la que hago una incursión en ese campo, nuevo para mí. Prácticamente completas hay otras seis obras. Y varias más, cuatro o cinco, en período de confección. Todas sobre temas esotéricos. En realidad, no paro, pero no doy abasto. ¿Qué le voy a hacer? ¡Hay tanto que decir y tanta gente esperando oírlo!
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