LA LEY DEL KARMA
Por Leo Kabal
(Savia 2)
Karma es una palabra que se utiliza mucho en los últimos tiempos y que poco a poco está entrando a formar parte del vocabulario occidental. El significado puede ser diferente dependiendo de la persona o el grupo social que la pronuncie; pero, en esencia, es el mismo.
El tema es más profundo e importante de lo que parece a simple vista, ya que sin la idea kármica la existencia entera carecería de sentido y muchas preguntas cruciales quedarían sin respuesta. Por ejemplo: ¿Por qué unos viven sanos mientras otros están enfermos,? ¿Por qué unos son ricos mientras otros se mueren en la pobreza?... Estas preguntas y muchas más pueden ser contestadas por medio de la ley del karma.
La palabra "karma" es de origen sánscrito y significa acción, obra acto. En general, las creencias de la India se basan en la doctrina del karma, según la cual toda acción genera consecuencias en esta vida y, sobre todo, después de la muerte. Consecuencias buenas para la acción buena y consecuencias malas para la acción mala, ya sea en el cielo, en el infierno o en una próxima reencarnación.
En Occidente la palabra "karma" se traduce por "Ley de causa y efecto", que en esoterismo es asumida como una ley cósmica. De manera que podemos hablar de ley del karma o, más propiamente, de ley de causa y efecto o ley de consecuencia.
Hermes Trismegisto expresa este principio de la siguiente manera:
"Toda causa tiene su efecto; todo efecto tiene su causa; todo sucede de acuerdo con la ley, la suerte no es más que el nombre que se le da a una ley no conocida; hay muchos planos de causación, pero ninguno escapa a la ley."
Si observamos lo que ocurre a nuestro alrededor y meditamos sobre ello nos daremos enseguida cuenta de que nada es casual y que, de acuerdo con las palabras de Hermes, la casualidad o la suerte es sólo un término para definir el efecto de una causa no percibida. En la Biblia, una de las primeras referencias que tenemos del karma, la encontramos en el Éxodo, cuando Dios entrega a Moisés las tablas de la ley: "ojo por ojo y diente por diente" -Le dice- (Éxodo, 21,24)
Cristo, unos dos mil años después indicaría la manera más apropiada de cumplir con esta ley : "A cualquiera que te hiera en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra".
Se trata de acabar con el karma, liquidando las deudas con los demás, es decir: "Ya que te debo algo, cóbrate todo lo que te debo y quedemos en paz"
Se dice que en muchos lugares de la India, los que siguen la doctrina del karma, cada vez que les viene alguna desgracia, se alegran, porque piensan que se han quitado un peso de encima, que han pagado una deuda kármica negativa.
Debemos tener bien claro que, cuando se trata de un karma negativo y no de una nueva causa que alguien pone en funcionamiento por primera vez contra nosotros en función de su libre albedrío, lo que nos exigen es lo que nosotros hemos exigido alguna vez; el mal y la violencia que se nos viene encima, es la que nosotros hemos puesto en marcha; los plastas, los aguafiestas, etc.. nos dan lo justo en función de nuestras intromisiones en los asuntos de los demás.
Otro pasaje del Evangelio que podría tener relación con el karma es aquel en el cual Pedro hiere a un siervo del sumo sacerdote cortándole la oreja. Jesús le dice: "vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada a espada perecerán".
Las referencias al karma o a la ley de causa y efecto en la Biblia son numerosas, pero quizá la más ilustrativa esté en la epístola que escribe San Pablo a los Galatas (Galatas 6,7). Allí dice textualmente: "No os engañéis, Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará"
Pero en la Biblia se habla igualmente de otra Ley, "La ley del perdón de los pecados", ley en la que no reparan los países orientales y que, sin embargo es tan efectiva como la del karma.
Así pues, según la tradición esotérica, tenemos dos leyes sumamente importantes: La Ley de Causa y Efecto y la Ley del Perdón de los Pecados. La ley del karma o de causa y efecto es como una cuenta bancaria, hay un debe y un haber; el debe se refiere a las deudas pendientes que hemos ido adquiriendo con los demás, y el haber a las deudas que los demás han adquirido con nosotros. Son los Ángeles del destino, según la filosofía esotérica, los que se encargan de anotarlas en el libro de la memoria de las vidas. Y así, cada vez que reencarnamos, antes de nacer, elegimos o pactamos con dichos Ángeles un Karma a pagar.
La Ley del perdón de los pecados actúa a través del arrepentimiento sincero: la oración y la rectificación del error, ya que pecado no es otra cosa que error. Si nos arrepentimos, oramos y no volvemos a actuar de manera errónea, el karma se nos perdona y se borra de nuestra cuenta; pero en caso contrario actuará sobre nosotros el efecto de nuestras causas pasadas, y esto no con el fin de castigarnos o hacernos sufrir, sino con el de que aprendamos a obrar bien y con justicia. Una vez que hayamos aprendido esta lección ya no hay razón de ser para seguir sufriendo.
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