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Los símbolos en los sueños

Los símbolos en los sueños

Por María Jesús Palmer

Savia 8

El sueño de José
   Intentar definir con precisión lo que son los sueños, sería como querer definir lo que es la psique o el propio inconsciente. Sabemos que están, que son, que forman parte de la naturaleza y que por esa misma razón, se manifiestan como algo natural y cotidiano. Su presencia es innegable, pero aún así, constituyen un enigma, y adentrarse en ellos, es entrar en un mundo donde lo conocido y lo desconocido se funden y confunden entre lo real y lo imaginario. Los sueños se resisten a ser definidos, pero, no por eso dejan de acudir a su particular cita diaria. Ellos son los mensajeros nocturnos, los que hablan en silencio, los que advierten y aconsejan. Son, en definitiva, el eco de los deseos, el bálsamo del espíritu, el otro lado del espejo donde se muestran las facetas ocultas de la personalidad, y donde las experiencias vividas y por vivir se manifiestan de forma simbólica para orientarnos y ayudarnos a encontrar diferentes caminos y finales.

  El lenguaje preferido de los sueños, es el lenguaje de los símbolos, y "símbolo" es todo vínculo de unión entre la realidad que conocemos, vemos y tocamos, y esas otras realidades más sutiles y escondidas que, aunque no se vean, también existen, por eso, cualquier imagen, sonido o impacto visual que provoque de forma inmediata una asociación de ideas, puede considerarse como un símbolo que, además de representar algo concreto por si mismo, representa también otros conceptos. 

  A través de los sueños y su lenguaje simbólico se ponen de manifiesto los contenidos del inconsciente mostrando nuestras inquietudes más íntimas, nuestro bloqueos y temores, así cómo nuestras expectativas de futuro y las oportunidades que la vida está dispuesta a brindarnos.

   Erich Fromm, el famoso psicoanalista y sociólogo de origen alemán, afirmaba que los sueños de una persona que actualmente viva en Nueva York se parecen en gran medida a los de las personas que hace miles de años vivieron en Atenas o Jerusalén, y es que los sueños en su esencia y propósito apenas cambian, son los hombres, si acaso, con sus creencias, culturas y tradiciones quienes hacen que parezcan diferentes, pero tanto ayer como hoy si alguien necesita, por ejemplo, ser advertido sobre un cambio importante que pronto llegará a su vida, es fácil que tenga un sueño en el que se vea viajando, haciendo el equipaje o deambulando por una estación. Da igual la época, el viaje puede ser en canoa, a caballo o en tren, sin embargo el mensaje del sueño será muy similar y anunciará a la persona que nuevos paisajes humanos y sociales van a aparecer en su vida, que tendrá que abandonar algunas de sus realidades más cotidianas para adaptarse a otras nuevas, siendo las circunstancias y pormenores de ese viaje onírico las que le orientarán sobre cómo será y por qué ese cambio que se avecina.

  En el mundo de los sueños los símbolos forman tres grandes grupos: universales, colectivos y particulares. Los símbolos universales son los símbolos arquetípicos que forman parte del inconsciente colectivo y que tienen un significado análogo para todas las personas, ya que el inconsciente colectivo guarda una sabiduría ancestral que a todos nos pertenece. Entre los símbolos universales destacan, sobre todo, los relacionados con los elementos de la naturaleza y las figuras geométricas, siendo el agua, dentro de los elementos naturales, uno de los más significativos, ya que el agua, en cualquiera de sus manifestaciones, se relaciona directamente con los sentimientos, deseos y emociones del soñador, no en vano, si se viven sentimientos y emociones fuertes, resulta difícil contenerlos e inevitablemente surgen las lágrimas.

  Algunos símbolos universales, como el fuego, además de su significado universal en analogía con la luz, el calor y la energía, que representa el estímulo creativo, el entusiasmo emprendedor, la fuerza de voluntad y el poder de decisión, tiene también otros significados como símbolo colectivo, considerando símbolos colectivos a aquellos que sólo son comunes a ciertos grupos de personas unidas por vínculos de raza, religión, cultura, tradiciones o fiestas populares. Este es el caso de la tradición levantina de las hogueras de San Juan, donde el fuego como símbolo adquiere carácter de renovación y purificación, ya que en las hogueras se queman los trastos viejos que ya no sirven, a la vez que simbólicamente se quema todo lo que representa un lastre o estorbo para la evolución de la persona.

  Entre los símbolos colectivos más comunes se encuentran los relacionados con las plantas y flores, los colores, los animales y todo lo que forme parte de tradiciones, costumbres y supersticiones. Es muy común que en los sueños aparezcan con frecuencia símbolos universales y colectivos, pero, sin duda, los que tienen mayor interés a la hora de interpretar son los símbolos particulares, ya que estos son los que se identifican más directamente con la vida y obra de quien está soñando.

  Todo lo que se vive, se siente y se experimenta va quedando grabado en el inconsciente, no importa si lo vivido se ha llegado a comprender o no, las sensaciones quedan grabadas según se perciben en el momento de suceder, por eso, durante la infancia que es la época de mayor receptividad y aprendizaje del ser humano, se crean muchos de los símbolos particulares que más tarde se mantendrán con un significado especial para cada persona.

  Por ejemplo, si alguien de pequeño tuvo alguna experiencia desagradable con un objeto concreto - pongamos por caso una bicicleta -, le pudo suceder que el día que estrenaba su bicicleta nueva se la robasen con violencia, o que tuviese algún percance atropellando a otro niño, o un tropiezo con algún coche, etc.  Los motivos para provocar una sensación de susto, inseguridad y temor pueden ser diferentes, pero lo que verdaderamente importa no es el motivo circunstancial, si no la sensación, esa sensación que se queda grabada en el inconsciente asociada con un símbolo determinado para la persona en cuestión. En este caso sería la bicicleta, y así, cada vez que esta persona, no importa los años que pasen, se vea envuelta en asuntos que le vayan a provocar inseguridad o temor, sus sueños se lo avisarán antes con alguna trama en la que aparezca una bicicleta, luego, según sea el argumento del sueño se podrá intuir que tipo de circunstancias son las que van a provocar esa inseguridad e incluso cómo evitarlas. Tratar de descubrir cuales son nuestros símbolos particulares y su por qué, además de desarrollar la intuición y la percepción, siempre resulta interesante y eficaz para entender mejor nuestra relación con el mundo que nos rodea.


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