LA MAGIA DEL AMOR AL ENEMIGO
Cristina Blanco
Savia 11
Normalmente, cuando alguien nos hace una faena, pues, es de lógica y de justicia, como poco, defendernos y, a continuación, "poner las cosas en su sitio" y llamar a esa persona al orden, recriminarle lo que ha hecho, e incluso haciendo que nos restituya ese mal y, dependiendo de la gravedad, poniendo denuncias, incluso, llegando a los tribunales, si es posible a los de última instancia..
Siendo observadora me ha parecido que en bien pocas veces los tribunales de justicia "han dado la razón" al perjudicado compensándole el agravio en bien poco a razón de tiempo, dinero, empeño y otras calamidades que puso éste para que le fuese restituido "lo que le pertenece" con lo cual, al final, no sé si termina más perjudicado que al principio, eso sí ¡con el orgullo bien alto!. Entonces decimos: "aunque pocas pero ¡hay justicia!".
Ahora me pregunto yo ¿Qué ocurre con la justicia divina? ¿por qué acudimos al juez de tal instancia estando El Juez Supremo? Entonces, aquí entra la conciencia y recuerdo aquella frase... "el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra..."
Pero si lo tomamos desde el punto de vista holográfico (cada parte individual forma "parte" de un todo y, a su vez, el todo está integrado en cada pequeña parte: una célula del cuerpo forma parte del cuerpo y la integridad del cuerpo está inscrito en cada célula -en el ADN-) siguiendo el razonamiento y la lógica es absurdo que pensemos "fulanito es malo y yo soy bueno", es más, el que en la sociedad haya gente más malvada o menos, estamos cooperando los demás en ello Y... ¡¿cómo?! Muy sencillo: con nuestros pensamientos, sentimientos desbordados e incontrolados, etc... Por ejemplo, decimos: ese individuo es un criminal, hay que encerrarle, castigarle e, incluso, (opinarían algunos) hay que aplicarle la pena mayor. Ahora vamos a suponer que ese criminal es un hermano, o nuestro padre (por supuesto, estoy tomando el masculino como genérico) ¿qué ocurre? Normalmente el punto de vista gira a 180º, en este caso ¿no nos sentimos, en cierto modo, afectados, implicados y con una cierta culpa, pensando en cómo podríamos ayudar para resolver la cuestión "como si fuera una parte nuestra" e incluso pedimos públicamente misericordia, compasión, benevolencia, etc... Es conocido mundialmente el caso del chico español residente en E.E.U.U. que estaba a favor de la pena de muerte para cierto tipo de gente y que, por una carambola de la vida, se encuentra recluido en la cárcel con sentencia de la pena capital. Y, la pregunta es ¿qué tiene que ver el pensamiento de este chico sobre tan tremenda decisión sobre la vida de otra persona y su actual situación -y, ojala que se resuelva a su favor- pues, sabemos que el pensamiento es fuerza y una persona por si sola no va a decidir sobre una ley de un Estado, pero ¿qué ocurre cuando son miles o millones de pensamientos enfocados en la misma dirección? pues, que se hace realidad, "se materializa" el pensamiento; es decir, que TODOS en mayor o menor grado estamos implicados en lo que ocurre a nuestro alrededor. Dicho esto, que quede bien claro que no se trata de culpas o de darnos golpes en el pecho por lo mal que están las cosas si no de un ejercicio muy sano que es TOMAR CONCIENCIA y hacer un repaso de nuestros pensamientos, entonces con un buen grado de honestidad y sinceridad ver qué pequeña o gran parte nuestra está implicada en tal tema y empezar a corregirla en nosotros y no "empezar a barrer la casa de puertas para afuera". Y, después, yéndonos un poco más lejos, aplicar la gran ley que, hace ya 2.000 años, vino a instaurar Cristo, la ley del AMOR, aquello de "AMAD A VUESTROS ENEMIGOS", “A CUALQUIERA QUE TE HIERA EN LA MEJILLLA DERECHA, VUELVELE TAMBIEN LA OTRA", o aquello de "NO HAY QUE PERDONAR SIETE VECES, SINO HASTA SETENTA VECES SIETE". Estudiando numerología, se sabe que 70 veces 7 es igual a 490, este número suma 13, es decir, cambio, transmutación, transcendencia, obteniendo por último el 4 -la suma de 1 + 3-que es el número de la esperanza, la realización de deseos... En psicología se aplica cuando queremos corregir algún defecto, repitiendo 490 veces la respuesta correcta... surge ella sola, eliminándose por sí solo el anterior defecto.
Resumiendo: si en el horizonte de nuestra vida aparece alguien "inconveniente" y lo integramos en nosotros mismos trabajándolo desde dentro de forma positiva, (como haríamos con una enfermedad maligna: primero intentaremos, por todos los medios, "corregirla" antes de extirparla, en lugar de decir: "es que la enfermedad es mala y yo soy bueno" y quedarnos para ver como corroe el resto del cuerpo), aunque sólo hiciésemos este "ejercicio" para probar "a ver qué pasa" descubriríamos los cambios inmediatos y... casi mágicos que produce en la persona o en el tema a tratar. Por otro lado, podemos utilizar el gran servicio que nos hace este "enemigo" al mostrarnos esa faceta tan "fea" y poder corregirla poniendo nuestro pequeño granito de arena a favor de la virtud contraria a ese defecto ¿no es cierto que si toda la humanidad se concentrara en acabar con la soberbia, por ejemplo, esta desaparecería de la faz de La Tierra? Y de paso ponemos en práctica lo que dice ese poderoso mantra: "PERDONA NUESTRAS DEUDAS/OFENSAS ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES..."
Para más información ver revista Alariel nº 8 pagina 18
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