LOS CUERPOS DEL HOMBRE
Jesús García-Consuegra González
Savia 10
El cuerpo físico es el único cuerpo que existe para el materialista, que basa su creencia en lo que le informan los 5 sentidos. El Ocultista, sin embargo, afirma que existen otros cuerpos y otros mundos, y reconoce que los 5 sentidos se quedan cortos a la hora de dar información de todo lo que existe.
Hay otro sentido, aún por desarrollar en el hombre corriente, que es el que nos informa de que, además del físico, existen más cuerpos.
Los clarividentes (personas que han desarrollado este sexto sentido) pueden ver y percibir todos lo cuerpos del hombre y los diferentes mundos, y su investigación les ha llevado a darles un nombre.
De los siete vehículos o cuerpos del hombre, trataremos solamente Los 4 primeros, de mayor a menor densidad, denominados por los ocultistas cuerpo físico, cuerpo etérico o vital, cuerpo astral o de deseos y cuerpo mental.
El cuerpo físico y el cuerpo etérico están formados de materia del Mundo Físico; El cuerpo de deseos, de materia del Mundo de Deseos; y el cuerpo mental de materia de la 4ª región del Mundo del Pensamiento.
El cuerpo físico y el cuerpo vital
Lo que llamamos normalmente cuerpo físico, en realidad está formado por cuerpo denso y cuerpo etérico. El cuerpo denso se compone de sólidos, líquidos y gases, o sea, la materia química del Mundo Físico. El cuerpo etérico, en cambio, se compone por 4 éteres de mayor a menor densidad, denominados: éter químico, éter vital, éter luminoso y éter reflector. No es propiamente un cuerpo separado, sino que está unido al cuerpo denso, es una copia de éste, es decir, todos los órganos del cuerpo físico que pueden ser detectados por nuestros cinco sentidos tiene su réplica en el cuerpo vital y
están compuestos de materia etérica. Por eso se le conoce también como el doble etérico. El cuerpo etérico hace que el físico pueda moverse y realizar todas las funciones de asimilación, excreción, propagación, percepción sensorial y memoria.
Del estado del cuerpo físico dependen los demás cuerpos. No es lo mismo construir una casa con materiales nuevos y adecuados, que hacerla de desechos y de materiales inadecuados. Nuestro cuerpo es nuestra casa (“No sabéis que sois templos de Dios y el Espíritu de Dios habitá en vosotros” 1Corintios 3, 16). Una alimentación sana es imprescindible para mantener sano nuestro cuerpo y hacer que nuestro espíritu pueda comunicarse con nosotros mejor, o sea, que sus mensajes sean interpretados correctamente por nuestro cerebro físico.
El cuerpo vital, a través de una alimentación adecuada, mejorará, y los órganos enfermos, a la larga, sanarán del todo. Los hábitos negativos se transforman sustituyéndolos por hábitos positivos, hasta que el positivo llega a ser normal, se integra, se convierte en hábito que forma parte de nuestro carácter.
El cuerpo de deseos y el cuerpo mental
Con el cuerpo físico y el doble etérico podemos existir y movernos; para tener deseos y sentimientos necesitamos otro cuerpo: el cuerpo de deseos. En efecto, el cuerpo de deseos hace que nos movamos por algo, ya que si solamente existiéramos y nos moviéramos, lo haríamos sin ton ni son y sin objetivo ni aliciente. El cuerpo de deseos nos proporciona ese aliciente.
Pero aún nos falta algo, ya que los deseos nos pueden engañar y llevarnos por derroteros que nos perjudiquen. Para frenar los deseos perjudiciales, dominarlos y hacer que nuestro cuerpo de deseos se incline hacia el bien, tenemos el cuerpo mental. Con el cuerpo mental podemos pensar y reflexionar sobre el deseo negativo y el deseo positivo, sobre el deseo que nos perjudica a
nosotros y a nuestro prójimo y el deseo que nos ayuda y ayuda a nuestro prójimo.
De los 4 cuerpos que acabo de nombrar, el más evolucionado es el físico, y el menos evolucionado es el mental. Por eso son necesario continuos esfuerzos por mantener a nuestro cuerpo de deseos a raya, no dejándole que campe a sus anchas violando las leyes naturales y creando karma e infelicidad para el futuro.
La meditación consciente y continuada permitirá que las voces de nuestra conciencia sean escuchadas y obedecidas y hará que nuestros cuerpos mejoren, que seamos más dichosos y perdamos menos el tiempo en hacer cosas inadecuadas para nuestra evolución. Asimismo, permitirá que la relación con nuestro Espíritu o Yo Superior sea más cercana y, como consecuencia, tendremos cada día más claro quiénes somos y a qué hemos venido aquí.
Comentarios
Publicar un comentario