ELEGIDOS PARA LA HISTORIA MÁS GRANDE
SAN MATEO
Savia 13
Mateo pertenece a uno de esos grandes hombres que eligió Jesús para su gran obra y, seguramente, él no pensó, por aquel entonces que se convertiría en una de las principales luces de su maestro a nivel mundial. Pero es que además nadie, creo yo, hubiese dado un duro por aquellos 12 hombres rudos y sencillos nacidos en las tierras más humildes de Palestina. Sin embargo, ellos supieron dejar grabadas en millones de corazones de todos los tiempos una región y unas ciudades y hacerlas grandes a los ojos del mundo, pues por ellas anduvo el maestro, el salvador del mundo, el Cristo. En efecto, Nazaret, Cafarnaúm, el lago de Tiberiades... (en Galilea) y Jerusalén y Belén (en Judea), son hoy conocidas mundialmente gracias a estos grandes hombres. De no haber ocurrido allí la "historia más grande", esos sitios y esos pueblos vendrían a ser como cualquier otro pueblo y otro lugar pequeño del mundo, sin fama y sin interés.
Pero conozcamos un poco al autor del primer evangelio. Según nos cuentan los otros dos evangelistas, Marcos y Lucas y él mismo, nació en Galilea y era publicano y judio de religión. Los publicanos eran los recaudadores de impuestos al servicio del invasor romano; entregaban por adelantado al fisco la suma convenida, que luego ellos quedaban autorizados a cargar con cierto gravamen. Ejerciendo este oficio, que era muy mal visto por sus paisanos, fue llamado por Jesús al apostolado (Mat. 9:9; Mc. 2:14). Probablemente tenía su oficina en el camino real, cerca del mar de Tiberiades. Antes de unirse al maestro le ofreció una fiesta en su honor (Lucas 5:29), donde asistieron un montón de publicanos, amigos suyos, y "pecadores", fiesta que, seguramente, indigno a muchos de sus discípulos, dando ocasión a Jesús para pronunciar aquella célebre frase: " No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento" (Lucas 5:32). Marcos y Lucas le llaman Leví, pero él prefiere llamarse Mateo (don de Dios), nombre que seguramente utilizó al ser llamado por su maestro. Según Clemente de Alejandría, llevaba una vida austera, pues se alimentaba de frutas, raíces y legumbres, con total abstinencia de carnes. Parece ser que después de predicar en Palestina, tras la muerte de Cristo, se fue a vivir a Arabia, Etiopía y Persia a completar su misión apostólica.
Mateo escribió su evangelio en arameo, lengua hablada en Palestina en esos tiempos, y lo destinó a sus compatriotas. Más tarde, este evangelio, retocado y aumentado por sí mismo o por algún otro, fue traducido al griego. Esta última versión es la que ha llegado hasta nosotros. La fecha de su redacción parece estar situada entre el año 40 y el 60 d. C., según unos, y entre el 80 y el 95 d.C., según otros. La tradición católica cree que fue el primero en escribirse en el orden cronológico, cosa que parece confirmar el papiro "magdalena gr. 17 (tres fragmentos del evangelio de S. Mateo pertenecientes a Mt. 26:7,8; 26:10 y 26:14,15), cuyas últimas investigaciones lo fechan a comienzos del siglo I. Actualmente algunos investigadores consideran que fue el evangelio de Marcos el primero en escribirse.
De las 4 figuras que tiran del carro de Ezequiel, a Mateo se le ha comparado con la figura del hombre; a Marcos correspondería el León; a Lucas, el Toro y a Juan, el Aguila. También se ha comparado a los 4 evangelistas con los cuatro elementos, comparándose a Mateo con la tierra.
Según parece, hay en el evangelio de Mateo algunas historias que no se corresponden con la verdad histórica, como el nacimiento en Belén, la matanza de los inocentes, la huida de la familia sagrada a Egipto... Estas historias han hecho dudar a muchos de que dicho evangelio haya que tomarlo en serio. Sin embargo, investigaciones de teósofos e iniciados de nuestro tiempo nos cuentan que en los evangelios se mezclan las historias reales con las míticas y el error subsiste cuando se pretende dar como real algo que solo es simbólico. Pero si uno trata de leer e interpretar el símbolo que hay detrás de ellos, termina entendiendo que las historias del evangelio corresponden a parte del itinerario del alma humana, que los evangelios son, además de una historia real y unos hechos simbólicos, parte de la historia de cada uno de nosotros con nuestras múltiples tendencias, de “esa etapa final que hemos de vivir antes de alcanzar la liberación”; de ese viaje iniciatico interno. Narran la historia del ser humano desde que despierta hasta su transformación..
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