¿YO SOY YO Y MIS CIRCUNSTANCIAS?
Puri Lozano
Savia 10
Quiero razonar contigo una paradoja de la vida. Vamos a ver: si en un momento dado de la vida ocurre que las cosas comienzan a ir regular -nos quedamos sin trabajo, se estropea el coche, etc...- nos sentimos mal, pero... bueno. Más adelante no solo eso sino que la cosa va empeorando (ya dice el refrán que "a perro flaco todo le son pulgas") y no sé si por la ley de afinidad parece que los males se atraen. Es más, en la vida hay épocas tremendas "de época" que, para mi opinión son épocas únicas e irrepetibles, de esas que dice otro refrán "no hay mal que 100 años dure" (y ni cuerpo que lo aguante). Son esas épocas que decimos "habrá rachas malas pero... ¡como esta ninguna!. Bueno, pues, va pasando la vida y da una sensación de cada vez estar más metido en el fondo del pozo, llega un momento que entran ganas de irse lejos -huir- (por regla general uno quiere irse a una isla desierta, etc...) por no decir el que quiere irse "del todo" cosa nada recomendable ya que, además de no solucionar el problema, lo que acarrea es inimaginablemente peor de lo que ya conocemos (y te remito al anterior número 8 de esta revista, al artículo -la muerte amiga- donde hay un pequeño resumen de esta cuestión). Llegado este momento ocurre algo natural, el llamado "punto de inflexión", es decir, las circunstancias siguen una pauta (o la ley del péndulo) la cual llegado un punto (siempre inferior a nuestro poder de resistencia) la cosa comienza a aflojar. Para ese entonces nuestro desgaste es bastante fuerte, la ansiedad por que termine la cuestión también y puede ser que casi no se aprecie el cambio.
Pasado el tiempo, un buen día comienzan a ocurrir cosas buenas, positivas ¡que raro! y ¡de repente! todo lo incongruente y kafkiano de antes se transforma en un chorro de buena racha increíble y espectacular no explicada de forma lógica, ni racional (otra vez la ley del péndulo: hasta donde se puede llegar en negativo, se puede alcanzar la misma distancia hacia el otro polo: el positivo) y decimos: "esto es una prueba evidente de que Dios existe, porque no hay otra explicación".
Entonces es aquí donde yo me planteo el por qué cuando tan mal van las cosas, nosotros "nos lo creemos" y estamos deprimidos, pesimistas, etc.. Y cuando es todo lo contrario, pues... es al contrario: saltamos de la alegría, sonreímos hasta las orejas... Puede parecer lo lógico, pero a mi me deja una sensación de que las circunstancias me dominan, es decir, que YO soy las circunstancias, estando mal cuándo estas me indican que esté mal, no creo en Dios o Éste es malo y, sin embargo, cuando van bien, realmente veo que Dios existe y es grande y doy gracias infinitas.
Lo veo, por lo menos, injusto: ¿es que nuestras creencias dependen de las circunstancias? ¿es que el Padre Todopoderoso es bueno o malo según vengan las cosas?. Es como si dijéramos que si mi papá me regaña es malo y si me hace un gran regalo es el mejor papá del mundo ¿no es una actitud infantil y egoísta?
Creo que la posición correcta -que tendría que empezar a practicar- seria ¡sorpresa! -lo dicen los maestros en oriente, en occidente, los de allá y los de acá- LA ABSTRACCIÓN, es decir SER YO MISMA ante cualquier circunstancia por bonita o fea, buena o mala que parezca.. Sería ver las cosas desde un punto de vista lejano -pero no extraño- viendo el conjunto y no sólo el detalle (dicen que de lejos se ve más claro). Abstraerse significa que ante cualquier circunstancia YO DECIDO pensar en lo que YO QUIERO PENSAR ¡no en lo que esa circunstancia me sugiere! ¿acaso soy una marioneta de las circunstancias? o ¿no es la razón lo que nos diferencia de los animales?
Lo que nos diferencia de ellos es el poder de raciocinio y la libertad: somos libres -prerrogativa divina- para decidir lo que queremos pensar (cualquier psicólogo reconocido enuncia que el sentimiento depende del pensamiento y éste se elige) y también para llevar a cabo esos pensamientos, si así lo decidimos. Por otro lado, si somos chispas divinas, hijos de Dios y por lo tanto dioses creadores en potencia, deberíamos empezar a practicar creando unos pensamientos más acorde con lo que somos y trascender la animalidad, es decir, dejarnos llevar, de forma tan visceral, por las circunstancias... Y, no sólo eso, si no, como dice la máxima: "Repite un pensamiento y formarás un sentimiento; siembra un sentimiento y recogerás un acto; siembra un acto y recogerás un hábito; siembra un hábito y recogerás un carácter; siembra un carácter y recogerás un destino"... es decir que, nosotros creamos nuestras circunstancias...
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